jueves, 29 de diciembre de 2022

Daniel: la resurrección y el fin de los días

 *Daniel*



La resurrección y la retribución final


*12*


1 En aquel tiempo, se alzará Miguel, el gran

1 Príncipe,

1 que está de pie junto a los hijos de tu pueblo.

1 Será un tiempo de tribulación,

1 como no lo hubo jamás, desde que existe una nación

1 hasta el tiempo presente.

1 En aquel tiempo,

1 será liberado tu pueblo:

1 todo el que se encuentre inscrito en el Libro.

2 Y muchos de los que duermen en el suelo polvoriento

2 se despertarán, unos para la vida eterna,

2 y otros para la ignominia, para el horror eterno.

3 Los hombres prudentes resplandecerán

3 como el resplandor del firmamento,

3 y los que hayan enseñado a muchos la justicia

3 brillarán como las estrellas, por los siglos de los siglos.

4 En cuanto a ti, Daniel, oculta estas palabras y sella el Libro hasta el tiempo del Fin. Muchos buscarán aquí y allí, y aumentará el conocimiento”.


Última revelación y epílogo


5 Yo, Daniel, miré y vi que otros dos hombres estaban de pie, uno en una orilla del río y otro en la orilla opuesta. 6 Uno de ellos dijo al hombre vestido de lino que estaba sobre las aguas del río: “¿Para cuándo será el fin de estos prodigios?”. 7 Yo oí al hombre vestido de lino que estaba sobre las aguas del río. Él alzó su mano derecha, y su mano izquierda hacia el cielo y juró por aquel que vive eternamente: “Pasará un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo; y cuando se haya acabado de aplastar la fuerza del pueblo santo, se acabarán también todas estas cosas”.

8 Yo oí, pero no entendí. Entonces dije: “Señor mío, ¿cuál será la última de estas cosas?”. 9 Él respondió: “Ve Daniel, porque estas palabras están ocultas y selladas hasta el tiempo final. 10 Muchos serán purificados, blanqueados y acrisolados; los malvados harán el mal, y ningún malvado podrá comprender, pero los prudentes comprenderán. 11 A partir del momento en que será abolido el sacrificio perpetuo y será instalada la Abominación de la desolación, pasarán mil doscientos noventa días. 12 ¡Feliz el que sepa esperar y llegue a mil trescientos treinta y cinco días! 13 En cuanto a ti, ve hacia el Fin: tú descansarás y te levantarás para recibir tu suerte al fin de los días”.


*Palabra de Dios*, te alabamos Señor


*FIN DEL LIBRO DE DANIEL*

martes, 27 de diciembre de 2022

Daniel: "Será suprimido un ungido inocente"

 *Daniel*

La profecía de Jeremías sobre los setenta años



Las setenta semanas


20 Yo hablaba todavía, orando y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentando mi súplica delante del Señor, mi Dios, en favor de la Montaña santa de mi Dios; 21 yo hablaba todavía en oración, cuando Gabriel, ese hombre al que había visto al comienzo en la visión, se acercó a mí en rápido vuelo, a la hora de la oblación de la tarde. 22 Él me instruyó y me habló, diciendo: “Daniel, yo he salido para abrirte la inteligencia. 23 Cuando tú comenzabas tus súplicas, salió una palabra, y yo he venido a anunciártela, porque tú eres objeto de predilección. Discierne la palabra y entiende la visión.

24 Setenta semanas han sido fijadas

24 sobre tu pueblo y tu Ciudad santa,

24 para poner fin a la transgresión,

24 para sellar el pecado,

24 para expiar la iniquidad,

24 para instaurar la justicia eterna,

24 para sellar la visión y al profeta,

24 y para ungir el Santo de los santos.

25 Tienes que saber y comprender esto:

25 Desde que salió la orden de reconstruir a Jerusalén,

25 hasta que aparezca un Jefe ungido,

25 pasarán siete semanas;

25 luego, durante sesenta y dos semanas,

25 ella será reconstruida con la plaza y el foso,

25 pero en tiempos de angustia.

26 Y después de las sesenta y dos semanas,

26 será suprimido un ungido inocente;

26 en la Ciudad y en el Lugar santo,

26 hará estragos el pueblo de un jefe invasor;

26 pero su fin sobrevendrá en un cataclismo,

26 y hasta el fin habrá guerra

26 y las devastaciones decretadas.

27 Él impondrá una alianza a muchos

27 durante una semana;

27 y durante la mitad de la semana

27 hará cesar el sacrificio y la oblación.

27 Y sobre un ala del Templo

27 estará la Abominación de la desolación,

27 hasta que el exterminio decretado

27 se derrame sobre el devastador”.


*Palabra de Dios*, te alabamos Señor

domingo, 15 de mayo de 2022

Poema nupcial en honor del rey

 *Lectura del Libro de los Salmos*


Salmo 45 (44)


_Este bellísimo canto nupcial fue compuesto en ocasión del matrimonio de un rey israelita con una princesa extranjera. En la primera parte del Salmo (vs. 2-10), el poeta se dirige al rey para exaltar sus virtudes y exhortarlo a luchar por la justicia, en defensa de su pueblo. La segunda parte (vs. 11-17) está dedicada a la esposa: luego de invitarla delicadamente a que sepa ganarse el corazón del rey, el salmista describe su belleza y el esplendor de su cortejo._


_El versículo final (18) tiene un sentido mesiánico y, sin duda, fue agregado más tarde, cuando se “releyó” todo el Salmo como una descripción profética del Mesías. Así lo utilizan el Nuevo Testamento (Heb. 1. 8-9) y la tradición cristiana._


POEMA NUPCIAL EN HONOR DEL REY


1 Del maestro de coro. Según la melodía de “Los lirios”. De los hijos de Coré. Poema. 


Canto de amor.


Elogio del rey


2 Me brota del corazón un hermoso poema,

yo dedico mis versos al rey:

mi lengua es como la pluma

de un hábil escribiente.


3 Tú eres hermoso,

el más hermoso de los hombres;

la gracia se derramó sobre tus labios,

porque el Señor te ha bendecido para siempre.


4 Cíñete, guerrero, la espada a la cintura;

5 con gloria y majestad, avanza triunfalmente;

cabalga en defensa de la verdad y de los pobres.

Tu mano hace justicia y tu derecha, proezas;

6 tus flechas son punzantes,

se te rinden los pueblos

y caen desfallecidos los rivales del rey.


7 Tu trono, como el de Dios,

permanece para siempre;

el cetro de tu realeza es un cetro justiciero:

8 tú amas la justicia y odias la iniquidad.

Por eso el Señor, tu Dios, prefiriéndote a tus iguales,

te consagró con el óleo de la alegría:

9 tus vestiduras exhalan

perfume de mirra, áloe y acacia.

Las arpas te alegran desde los palacios de marfil;

10 una hija de reyes está de pie a tu derecha:

es la reina, adornada con tus joyas

y con oro de Ofir.


La esposa del rey


11 ¡Escucha, hija mía, mira y presta atención!

Olvida tu pueblo y tu casa paterna,

12 y el rey se prendará de tu hermosura.

Él es tu señor: inclínate ante él;

13 la ciudad de Tiro vendrá con regalos

y los grandes del pueblo buscarán tu favor.


14 Embellecida con corales engarzados en oro

15 y vestida de brocado, es llevada hasta el rey.

Las vírgenes van detrás, sus compañeras la guían;

16 con gozo y alegría entran al palacio real.


17 Tus hijos ocuparán el lugar de tus padres,

y los pondrás como príncipes por toda la tierra.


18 Yo haré célebre tu nombre

por todas las generaciones:

por eso, los pueblos te alabarán eternamente.

sábado, 16 de abril de 2022

Libro de los salmos: anuncio anticipado de la Resurrección

 *Libro de los Salmos*



Salmo 16 (15)


La confianza y el gozo profundo que brotan de la intimidad con Dios, son los sentimientos predominantes en este Salmo. Los vs. 5-6 permiten suponer que su autor es un levita es decir, una persona consagrada al culto de Dios en el Templo de Jerusalén que se encuentra en un grave peligro y acude al Señor, fuente de vida (v. 11), para que lo libre de la muerte (v. 10).

El Nuevo Testamento asigna a este Salmo un sentido mesiánico, citándolo como un anuncio anticipado de la Resurrección de Cristo (vs. 8-11).



EL SEÑOR, HERENCIA Y FELICIDAD DE SUS AMIGOS


1 Mictán de David.

*Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.*


2 Yo digo al Señor:

Señor, tú eres mi bien,

no hay nada superior a ti.


3 Ellos, en cambio, dicen a los dioses de la tierra:

Mis príncipes, ustedes son toda mi alegría.


4 Multiplican sus ídolos y corren tras ellos,

pero yo no les ofreceré libaciones de sangre,

ni mis labios pronunciarán sus nombres.


5 El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,

¡tú decides mi suerte!


6 Me ha tocado un lugar de delicias,

estoy contento con mi herencia.


7 Bendeciré al Señor que me aconseja,

¡hasta de noche me instruye mi conciencia!


8 Tengo siempre presente al Señor:

él está a mi lado, nunca vacilaré.


9 Por eso mi corazón se alegra,

se regocijan mis entrañas

y todo mi ser descansa seguro:

10 porque no me entregarás a la Muerte

ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro.


11 Me harás conocer el camino de la vida,

saciándome de gozo en tu presencia,

de felicidad eterna a tu derecha.

jueves, 31 de marzo de 2022

Malaquías describe la llegada del Señor, preparada por un misterioso mensajero (3. 1), a quien el Evangelio indentifica con Juan el Bautista

 El último Libro de los Profetas, Malaquías, son sólo 3 capítulos.

Introducción


Los oráculos que cierran la colección de los escritos proféticos son la obra de un profeta cuyo verdadero nombre nos es desconocido. El nombre MALAQUÍAS –que en hebreo significa “mi mensajero”– fue tomado seguramente de 3. 1 y puesto como título en el encabezamiento del Libro. Aunque estos oráculos no traen ninguna indicación cronológica, la actividad de Malaquías suele situarse poco antes del 445 a. C., fecha en que Nehemías llegó a Jerusalén para llevar a cabo la reforma política y religiosa de la comunidad judía. Este escrito proporciona datos muy valiosos sobre las condiciones de vida del Judaísmo a mediados del siglo V a. C., corroborando y completando la información que nos dan los libros de Esdras y Nehemías.


Cuando Malaquías desarrolló su actividad profética, el Templo ya estaba reconstruido, pero el culto divino y la conducta de los sacerdotes dejaba mucho que desear (2. 1-9). A estos abusos en la práctica del culto se sumaban otros de carácter moral y social. Los ricos oprimían a los pobres (3. 5; Neh. 5. 1-5), muchos repudiaban a la esposa de su juventud para casarse con mujeres extranjeras (2. 14) y otros consideraban que era inútil servir al Señor, ya que a los malos les va mejor que a los buenos (2. 17; 3. 13-14). Todos estos pecados son condenados por Malaquías. Frente a la indiferencia y al escepticismo generalizados, él reafirma decididamente el amor de Dios hacia su Pueblo (1. 2-5). Con la misma energía condena los abusos cometidos en el Templo (1. 13-14), reprueba los matrimonios con mujeres paganas (2. 11) y exhorta a la fidelidad matrimonial (2. 15-16), que encuentra su prototipo en la fidelidad del Señor hacia Israel.


Por último, el profeta anuncia el “Día del Señor”, que purificará a los sacerdotes, destruirá toda injusticia y dará el triunfo a los justos. Esta restauración del orden moral (3. 5) y del orden cultual (3. 4) culminará en el sacrificio perfecto ofrecido al Señor por todas las naciones (1. 11), que preludia el sacrificio incruento de la Nueva Alianza. En el más célebre de sus oráculos proféticos, Malaquías describe la llegada del Señor, preparada por un misterioso mensajero (3. 1), a quien el Evangelio indentifica con Juan el Bautista, el Precursor de Jesús (Mt. 11. 10).


1


1 Oráculo. Palabra del Señor a Israel por medio de Malaquías.


2 ¡Yo los he amado!, dice el Señor, y ustedes dicen: «¿En qué nos has amado?». ¿Esaú no era el hermano de Jacob? –oráculo del Señor–. Sin embargo, yo amé a Jacob


3 y aborrecí a Esaú. Yo hice de sus montañas una desolación y di su herencia a los chacales del desierto.


4 Si Edom dice: «¡Hemos sido destruidos, pero reconstruiremos nuestras ruinas!», así habla el Señor de los ejércitos: Ellos edificarán, y yo demoleré, se los llamará «Territorio de maldad» y «Pueblo contra quien el Señor está enojado para siempre».


5 Ustedes lo verán con sus ojos y dirán: «¡Grande es el Señor, aún más allá del territorio de Israel!».


6 El hijo honra a su padre y el servidor teme a su señor. Pero si yo soy Padre, ¿dónde está mi honor? si soy Señor, ¿dónde está mi temor?, les dice el Señor de los ejércitos, a ustedes, sacerdotes, que desprecian mi Nombre. Y ustedes dicen: «¿En qué hemos despreciado tu Nombre?».


7 Presentando sobre mi altar un alimento manchado, Y ustedes dicen: «¿En qué te hemos manchado?». Diciendo: «La mesa del Señor es despreciable».


8 Cuando ustedes presentan un animal ciego para el sacrificio, ¿no están obrando mal? Y cuando presentan un animal rengo o enfermo, ¿no están obrando mal? Ofrécelos a tu gobernador, a ver si te recibe bien y se muestra favorable, dice el Señor de los Ejércitos.


9 Y ahora, aplaquen el rostro de Dios, para que él tenga piedad de nosotros. Todo esto viene de las manos de ustedes, ¿acaso él se les mostrará favorable?, dice el Señor de los ejércitos.


10 ¿No habrá alguien entre ustedes que cierre las puertas, para que no enciendan en vano el fuego de mi altar? Yo no me complazco en ustedes, dice el Señor de los ejércitos, y no acepto las ofrendas de sus manos.


11 Pero desde la salida del sol hasta su ocaso, mi Nombre es grande entre las naciones y en todo lugar se presenta a mi Nombre un sacrificio de incienso y una ofrenda pura; porque mi Nombre es grande entre las naciones, dice el Señor de los ejércitos.


12 Pero ustedes lo profanan cuando dicen: «La mesa del Señor está manchada, y su alimento es despreciable».


13 Ustedes dicen: «¡Qué fastidio!» y me provocan dice el Señor de los ejércitos. Cuando traen un animal robado, rengo o enfermo, cuando traen esas ofrendas, ¿puedo yo aceptarlas de sus manos?, dice el Señor.


14 ¡Maldito sea el tramposo que tiene un animal macho en su rebaño, lo ofrece en voto y después sacrifica al Señor uno mutilado! Porque yo soy un gran Rey, dice el Señor de los ejércitos, y mi Nombre es temible entre las naciones.


3

1 Yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino delante de mí. Y en seguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan; y el Ángel de la alianza que ustedes desean ya viene, dice el Señor de los ejércitos.


2 ¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién permanecerá de pie cuando aparezca? Porque él es como el fuego del fundidor y como la lejía de los lavanderos.


3 El se sentará para fundir y purificar: purificará a los hijos de Leví y los depurará como al oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda conforme a la justicia.


4 La ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor, como en los tiempos pasados, como en los primeros años.


5 Yo me acercaré a ustedes para el juicio y atestiguaré decididamente contra los adivinos, los adúlteros y los perjuros, contra los que oprimen al asalariado, a la viuda y al huérfano, contra los que violan el derecho del extranjero, y no temen, dice el Señor de los ejércitos.


6 Porque yo, el Señor, no he cambiado, ¡pero ustedes no dejan de ser hijos de Jacob!


7 Desde la época de sus padres, ustedes se apartan de mis preceptos y nos observan. ¡Vuelvan a mí y yo me volveré a ustedes!, dice el Señor de los ejércitos. Ustedes dicen: «¿Cómo volveremos?».


8 ¿Puede un hombre defraudar a Dios? ¡Sin embargo, ustedes me defraudan a mí! Ustedes dicen: «¿En qué te hemos defraudado?». En el diezmo y en los tributos.


9 Sobre ustedes pesa una maldición, porque ustedes, la nación entera, me defraudan.


10 Lleven el diezmo íntegro a la casa del Tesoro, para que haya alimento en mi Casa. Sométanme a esta prueba, dice el Señor de los ejércitos, y verán si no les abro las compuertas del cielo y derramo para ustedes la bendición en abundancia.


11 Yo les espantaré la langosta, para que no destruya los frutos de la tierra y la viña no les quede estéril en el campo, dice el Señor de los ejércitos.


12 Todas las naciones los proclamarán felices, porque ustedes serán una tierra de delicias, dice el Señor de los ejércitos.


13 Ustedes hablan duramente contra mí, dice el Señor,


14 y todavía preguntan: «¿Qué hemos dicho contra ti?». Ustedes dicen: «Es inútil servir a Dios, ¿y qué ganamos con observar sus mandamientos o con andar enlutados delante del Señor de los ejércitos?


15 Por eso llamamos felices a los arrogantes: ¡prosperan los que hacen el mal; desafían a Dios, y no les pasa nada!».


16 Entonces se hablaron unos a otros los que temen al Señor. El Señor prestó atención y escuchó: ante él se escribió un memorial, en favor de los que temen al Señor y respetan su Nombre.


17 Ellos serán mi propiedad exclusiva, dice el Señor de los ejércitos, en el Día que yo preparo. Yo tendré compasión de ellos, como un hombre tiene compasión de su hijo que lo sirve.


18 Ustedes volverán a ver la diferencia entre el justo y el impío, entre el que sirve a Dios y el que no lo sirve.


19 Porque llega el Día, abrasador como un horno. Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama.


20 Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos, y saldrán brincando como terneros bien alimentados.


21 Ustedes pisotearán a los impíos, que serán ceniza bajo la planta de sus pies, en el Día que yo preparo, dice el Señor de los ejércitos.


22 Acuérdense de la Ley de Moisés, mi servidor, a quien yo prescribí, en el Horeb, preceptos y leyes para todo Israel.


23 Yo les voy a enviar a Elías, el profeta, antes que llegue el Día del Señor, grande y terrible.


24 El hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total.


*Palabra de Dios*, te alabamos señor

sábado, 12 de marzo de 2022

Promesas de salvación

 *Libro del Profeta Sofonías*


Contra Jerusalén y sus jefes

Del libro de Sofonías



3

1 ¡Ay de la rebelde, de la impura, de la ciudad opresora!


2 Ella no escuchó el llamado, no aprendió la lección, no puso su confianza en el Señor ni se acercó a su Dios.


3 Sus jefes, en medio de ella, son leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos, que no dejan nada para roer a la mañana;


4 sus profetas son fanfarrones, hombres traicioneros; sus sacerdotes han profanado las cosas santas y han violado la Ley.


5 El Señor es justo en medio de ella, no comete injusticias; él dicta su sentencia cada mañana, nunca falta al despuntar el día. Pero el injusto no conoce la vergüenza.


La lección de las naciones


6 Yo he arrasado naciones, sus almenas fueron destruidas; dejé desiertas sus calles, nadie las transita; sus ciudades fueron saqueadas, ¡no queda ni un hombre, ni un solo habitante!


7 Yo pensaba: “Al menos tú me temerás, tú aprenderás la lección; no podrá apartarse de sus ojos todo aquello con que yo la he castigado”. ¡Pero ellos no se cansaron de pervertir todas sus acciones!


8 Por eso, espérenme –oráculo del Señor– esperen el día en que yo me levantaré como testigo; porque yo he decidido reunir a las naciones y congregar a los reinos, para derramar sobre ellos mi indignación y todo el ardor de mi ira. Porque por el fuego de mis celos será devorada toda la tierra.


PROMESAS DE SALVACIÓN


Después de algunos oráculos que figuran entre los más sombríos del Antiguo Testamento, el libro de Sofonías termina con un mensaje de esperanza. Nada puede anular el designio de Dios sobre su Pueblo. Por eso, al anuncio del castigo sucede una perspectiva de salvación. Habrá un “Resto” fiel, “un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el nombre del Señor” (3. 12). Ese Nombre será glorificado entre los paganos y Jerusalén se llenará de alegría.


La conversión de los pueblos


9 Entonces, yo haré que sean puros los labios de los pueblos, para que todos invoquen el nombre el Señor y lo sirvan con el mismo empeño.


10 Desde más allá de los ríos de Cus, mis adoradores, los que están dispersos, me traerán ofrendas.


El humilde Resto de Israel


11 Aquel día, ya no tendrás que avergonzarte de las malas acciones con las que me has ofendido, porque yo apartaré a esos jactanciosos prepotentes que están en medio de ti, y ya no volverás a engreírte sobre mi santa Montaña.


12 Yo dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el nombre del Señor.


13 El resto de Israel no cometerá injusticias ni hablará falsamente; y no se encontrarán en su boca palabras engañosas. Ellos pacerán y descansarán sin que nadie los perturbe.


La restauración de Jerusalén


14 ¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén!


15 El Señor ha retirado las sentencias que pesaban sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti: ya no temerás ningún mal.


16 Aquel día, se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos!


17 ¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! Él exulta de alegría a causa de ti, te renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría,


18 como en los días de fiesta.


El retorno de los dispersos


18 Yo aparté de ti la desgracia, para que no cargues más con el oprobio.


19 En aquel tiempo, yo exterminaré a todos tus opresores, salvaré a las ovejas tullidas, reuniré a las descarriadas, y les daré fama y renombre en todos los países donde tuvieron que avergonzarse.


20 En aquel tiempo, yo los haré volver, en aquel tiempo, los reuniré. Sí, les daré fama y renombre entre todos los pueblos de la tierra, cuando cambie la suerte de ustedes ante sus propios ojos, dice el Señor.


*Palabra de Dios*, te alabamos señor


*FIN DEL LIBRO DEL PROFETA SOFONÍAS*

jueves, 3 de marzo de 2022

"El Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre"

 *Libro del Profeta Miqueas*



La restauración de la dinastía davídica


5


1 Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial.


2 Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas.


3 Él se mantendrá de pie y los apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque él será grande hasta los confines de la tierra.


4 ¡Y él mismo será la paz! Si Asiria invade nuestro país y pisa nuestros palacios, le opondremos siete pastores y ocho príncipes del pueblo:


5 Ellos apacentarán a Asiria con la espada y al país de Nemrod con el acero. Y él nos librará de Asiria, si llega a invadir nuestro país y pisa nuestra frontera.


La misión del Resto de Israel


6 Entonces, el resto de Jacob será, en medio de pueblos numerosos, como rocío que baja del Señor, como chaparrón sobre la hierba, que no espera en el hombre ni aguarda nada de los seres humanos.


7 Entonces, el resto de Jacob será entre las naciones, en medio de pueblos numerosos, como un león entre los animales de la selva, como un cachorro de león entre los rebaños: cuando él pasa, pisotea y destroza, sin que nadie pueda librar.


Abolición de las guerras y de la idolatría


8 Que tu mano se alce contra tus adversarios y sean extirpados todos tus enemigos. Aquel día –oráculo del Señor–


9 yo extirparé tus caballos de en medio de ti y haré desaparecer tus carros de guerra;


10 extirparé las ciudadelas de tu país y derribaré todas tus fortalezas;


11 extirparé de tus manos los sortilegios y no tendrás más adivinos;


12 extirparé de en medio de ti tus ídolos y tus piedras conmemorativas, y ya no volverás a postrarte ante la obra de tus manos;


13 arrancaré de en medio de ti tus postes sagrados y derribaré tus ídolos.


14 ¡Y me vengaré con ira y furor de las naciones que no hayan obedecido!


*Palabra de Dios*, te alabamos señor

martes, 1 de marzo de 2022

Miqueas

 Del libro del profeta Miqueas 

*Libro del Profeta Miqueas*



PROMESAS DEL SEÑOR A SIÓN


En los capítulos siguientes no es fácil distinguir entre lo que pertenece a Miqueas y lo que proviene de la época del exilio. De todas maneras, estos textos levantan el ánimo después de las amenazas lanzadas contra Jerusalén. Sión será restaurada y la Ciudad santa llegará a ser el centro religioso y político del mundo. Así renacerá la gloria de David, por obra de un nuevo jefe, que como aquel será originario de un modesto clan de Judá. Al referirse a ese nuevo David, el profeta alude al célebre oráculo del Emanuel (Is. 7. 14).


El reinado futuro del Señor en Sión


4


1 Sucederá al fin de los tiempos qu e la montaña de la Casa del Señor será afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las colinas. Los pueblos afluirán hacia ella


2 y acudirán naciones numerosas, que dirán: “¡Vengan, subamos a la Montaña del Señor y a la Casa del Dios de Jacob! Él nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas”. Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén, la palabra del Señor.


3 Él será juez entre pueblos numerosos y árbitro de naciones poderosas, hasta las más lejanas. Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra.


4 Cada uno se sentará bajo su parra y bajo su higuera, sin que nadie lo perturbe, porque ha hablado la boca del Señor de los ejércitos.


5 Todos los pueblos caminan cada uno en el nombre de su dios; pero nosotros caminamos en el nombre del Señor, nuestro Dios, por siempre jamás.


El retorno a Sión del Rebaño disperso


6 Aquel día –oráculo del Señor– yo reuniré a las ovejas tullidas, congregaré a las descarriadas y a la que yo había maltratado.


7 De las tullidas, haré un resto, y de las alejadas, una nación poderosa. Y el Señor reinará sobre ellas en la montaña de Sión, desde ahora y para siempre.


8 Y tú, Torre del Rebaño, Altura de la hija de Sión, a ti llegará otra vez la antigua soberanía, la realeza de la hija de Jerusalén.



sábado, 12 de febrero de 2022

El profeta de Pentecostés

 

*Libro del Profeta Joel*


EL DÍA DEL SEÑOR Y EL JUICIO DE LAS NACIONES


El horizonte profético se amplía hasta adquirir dimensiones cósmicas. Los acontecimientos que habían conmovido a Judá (caps. 1-2) no hacían más que anticipar el “Día del Señor”. La descripción apocalíptica de ese gran Día final concentra ahora toda la atención del profeta. La efusión del espíritu del Señor y el juicio de las naciones serán dos momentos decisivos de esa intervención soberana de Dios al fin de los tiempos. El universo entero se conmoverá, para que de las ruinas del mundo antiguo surja una nueva creación, reservada por el Señor para todos los que invocan su Nombre.


En su discurso de Pentecostés, el Apóstol Pedro cita el pasaje de 3. 1-5, para afirmar que esa nueva creación ya ha comenzado, con la efusión del Espíritu de Jesús resucitado sobre la comunidad cristiana (Hech. 2. 15-21). Este anuncio le ha valido a Joel el título de “profeta de Pentecostés”.


La efusión del espíritu de Dios


3


1 Después de esto, yo derramaré mi espíritu sobre todos los hombres: sus hijos y sus hijas profetizarán, sus ancianos tendrán sueños proféticos y sus jóvenes verán visiones.


2 También sobre los esclavos y las esclava derramaré mi espíritu en aquellos días.


3 Haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo.


4 El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que llegue el Día del Señor, día grande y terrible.


5 Entonces, todo el que invoque el nombre del Señor se salvará, porque sobre el monte Sión y en Jerusalén se encontrará refugio, como lo ha dicho el Señor, y entre los sobrevivientes estarán los que llame el Señor.


El juicio de las naciones


4


1 Porque en aquellos días, en aquel tiempo, cuando yo cambie la suerte de Judá y de Jerusalén,


2 congregaré a todas las naciones y las haré bajar al valle de Josafat. Allí entraré en juicio con ellas a favor de Israel, mi pueblo y mi herencia, porque lo han dispersado entre las naciones y se han repartido mi tierra.


3 Echaban suertes sobre mi pueblo, cambiaban a un muchacho por una prostituta, vendían a una muchacha por vino y se lo bebían.


Contra los fenicios y los filisteos


4 Y ustedes también, Tiro y Sidón y todos los distritos de Filistea, ¿qué quieren de mí? ¿Van a tomar represalias contra mí? Si las toman, yo las haré caer muy pronto sobre sus cabezas. 5 ¡Ustedes, que sacaron mi plata y mi oro y se llevaron a sus templos mis tesoros preciosos; 6 ¡ustedes, que vendieron los hijos de Judá y de Jerusalén a los habitantes de Javán, para alejarlos de su territorio! 7 Yo los haré resurgir del lugar donde ustedes los vendieron y haré recaer esas represalias sobre sus cabezas. 8 Venderé a los hijos y a las hijas de ustedes, los entregaré a los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, a una nación lejana, porque ha hablado el Señor.


Convocación de los pueblos para el Día del Señor


9 Publiquen esto entre las naciones: ¡Santifíquense para el combate! ¡Animen a los valientes! ¡Que se presenten y suban todos los hombres de guerra!


10 Forjen espadas con sus azadones y lanzas con sus hoces; que el débil diga: “¡Soy un valiente!”.


11 Apúrense a venir todas las naciones de alrededor,

 y congréguense allí. ¡Que desciendan tus valientes, Señor!


12 ¡Que despierten y suban las naciones al valle de Josafat! Porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor.


13 Pongan mano a la hoz: la mies está madura; vengan a pisar: el lagar está lleno; las cubas desbordan: ¡tan grande es su maldad!


14 ¡Multitudes innumerables en el valle de la Decisión! Porque se acerca el Día del Señor en el valle de la Decisión.


15 El sol y la luna se oscurecen, las estrellas pierden su brillo.


16 El Señor ruge desde Sión y desde Jerusalén hace oír su voz: ¡tiemblan el cielo y la tierra! ¡Pero el Señor será un refugio para su pueblo, un resguardo para los israelitas!


17 Así ustedes sabrán que yo soy el Señor, su Dios, que habito en Sión, mi santa Montaña. Jerusalén será un lugar santo, y los extranjeros no pasarán más por ella.


La restauración de Israel


18 Aquel día, las montañas destilarán vino nuevo y manará leche de las colinas;

 por todos los torrentes de Judá correrán las aguas, y brotará un manantial de la Casa del Señor, que regará el valle de las Acacias.


19 Egipto se convertirá en una desolación y Edóm en un desierto desolado, a causa de la violencia cometida contra las hijos de Judá, cuya sangre inocente derramaron en su país.


20 Pero Judá será habitada para siempre y Jerusalén por todas las generaciones.


21 Yo vengaré su sangre, no la dejaré impune, y el Señor tendrá su morada en Sión.


*Palabra de Dios*, te alabamos señor



miércoles, 12 de enero de 2022

¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él.

 *Libro del Profeta Ezequiel*


*Capítulo 34*



1 La palabra del Señor me llegó en estos términos:

2 ¡Profetiza, hijo de hombre profetiza contra los pastores de Israel! Tú dirás a esos pastores: Así habla el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben apacentar el rebaño?

3 Pero ustedes se alimentan con la leche, se visten con la lana, sacrifican a las ovejas más gordas, y no apacientan el rebaño.

4 No han fortalecido a la oveja débil, no han curado a la enferma, no han vendado a la herida, no han hecho volver a la descarriada, ni han buscado a la que estaba perdida. Al contrario, las han dominado con rigor y crueldad.

5 Ellas se han dispersado por falta de pastor, y se han convertido en presa de todas las bestias salvajes. Mis ovejas se han dispersado,

6 y andan errantes por todas las montañas y por todas las colinas elevadas. ¡Mis ovejas están dispersas por toda la tierra, y nadie se ocupa de ellas ni trata de buscarlas!

7 Por eso, pastores, oigan la palabra del Señor.

8 Lo juro por mi vida –oráculo del Señor–: Porque mis ovejas han sido expuestas a la depredación y se han convertido en presa de todas las fieras salvajes por falta de pastor; porque mis pastores no cuidan a mis ovejas; porque ellos se apacientan a si mismos, y no a mis ovejas;

9 por eso, pastores, escuchen la palabra del Señor :

10 Así habla el Señor: Aquí estoy yo contra los pastores. Yo buscaré a mis ovejas para quitárselas de sus manos, y no les dejaré apacentar mi rebaño. Así los pastores no se apacentarán más a sí mismos. Arrancaré a las ovejas de su boca, y nunca más ellas serán su presa.

11 Porque así habla el Señor: ¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él.

12 Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un día de nubes y tinieblas.

13 Las sacaré de entre los pueblos, las reuniré de entre las naciones, las traeré a su propio suelo y las apacentaré sobre las montañas de Israel, en los cauces de los torrentes y en todos los poblados del país.

14 Las apacentaré en buenos pastizales y su lugar de pastoreo estará en las montañas altas de Israel. Allí descansarán en un buen lugar de pastoreo, y se alimentarán con ricos pastos sobre las montañas de Israel.

15 Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar –oráculo del Señor–.

16 Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminará a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia.

17 En cuanto a ustedes, ovejas de mi rebaño, así habla el Señor: Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y chivos.

18 ¿No les basta con apacentarse en buenos pastizales, que pisotean el resto del pasto? ¿No les basta con beber agua limpia, que enturbian el resto con sus pies?

19 ¡Así mis ovejas tienen que comer lo que ustedes han pisoteado, y tienen que beber lo que ustedes han enturbiado con sus pies!

20 Por eso, así les habla el Señor: Yo mismo voy a juzgar entre la oveja gorda y la oveja flaca.

21 Porque ustedes han empujado con el costado y con la espalda, y han atacado con los cuernos a las más débiles hasta dispersarlas fuera del pastizal,

22 yo acudiré en auxilio de mis ovejas y ellas no estarán más expuestas a la depredación: yo juzgaré entre oveja y oveja.

23 Suscitaré al frente de ellas a un solo pastor, a mi servidor David, y él las apacentará: las apacentará y será su pastor.

24 Yo, el Señor, seré su Dios, y mi servidor David será príncipe en medio de ellas. Yo, el Señor, he hablado.

25 Yo estableceré para ellos una alianza de paz y haré desaparecer del país a las bestias feroces. Ellos habitarán seguros en el desierto y dormirán en los bosques.

26 Haré que ellos y los alrededores de mi colina sean una bendición, y haré caer la lluvia a su debido tiempo, una lluvia de bendición.

27 Loa árboles del campo darán sus frutos y la tierra dará sus productos, y ellos vivirán seguros en su propio suelo. Y cuando rompa las barras de su yugo y los libre de las manos de los que los tienen esclavizados, sabrán que yo soy el Señor.

28 Ya no serán presa de las naciones ni los devorarán las bestias salvajes. Vivirán seguros, sin que nada los perturbe.

29 Y haré brotar para ellos una plantación famosa: no habrá más víctimas del hambre en el país ni tendrán que soportar los insultos de las naciones.

30 Así sabrán que yo, el Señor, estoy con ellos, y que ellos son mi Pueblo, la casa de Israel –oráculo del Señor–.

31 Ustedes, mis ovejas, son el rebaño humano que yo apaciento, y yo soy su Dios –oráculo del Señor–.


*Palabra de Dios*, te alabamos Señor