sábado, 30 de octubre de 2021

Pero tú, Señor, estás en medio de nosotros

 *Libro del Profeta Jeremías*


*Capítulo 14*


1 Palabra del Señor que llegó a Jeremías con motivo de la gran sequía:

2 Judá está de duelo y sus puertas desfallecen; están lúgubres, aterradas, y se eleva el clamor de Jerusalén.

3 Los nobles mandan a sus criados en busca de agua: ellos van a las cisternas, pero no encuentran agua; vuelven con los cántaros vacíos; avergonzados y confundidos, se agarran la cabeza.

4 Al ver el suelo agrietado, porque no hay lluvia en el país, los campesinos, avergonzados, se agarran la cabeza.

5 Sí, hasta la cierva en el campo, deja abandonadas sus crías, por falta de pasto;

6 los asnos salvajes se paran en los montes desolados, aspiran el aire como los chacales; sus ojos se consumen, porque no hay más hierba.

7 ¡Si muestra iniquidad atestigua contra nosotros, obra, Señor, a causa de tu Nombre! Porque son muchas nuestras apostasías, hemos pecado contra ti.

8 Señor, esperanza de Israel, su salvador en el tiempo de la angustia: ¿por qué te comportas como un extranjero en el país, como un viajero que sólo acampa para pernoctar?

9 ¿Por qué procedes como un hombre aturdido, como un guerrero impotente para salvar? Pero tú, Señor, estás en medio de nosotros, nosotros somos llamados con tu Nombre: ¡no nos abandones!

10 Así habla el Señor acerca de este pueblo: ¡Cómo les gusta vagabundear! ¡No refrenan sus pasos! Pero el Señor no se complace en ellos: ahora se va a acordar de sus faltas y va a castigar sus pecados.

11 El Señor me dijo: No ruegues en favor de este pueblo, no pidas por su bien.

12 Aunque ayunen, no escucharé sus gritos; aunque ofrezcan holocaustos y oblaciones, no los aceptaré. Antes bien, los voy a exterminar por la espada, por el hambre y la peste.

13 Entonces dije: «Ah, Señor! Mira que los profetas les dicen: Ustedes no verán la espada ni pasarán hambre, porque yo les daré una paz duradera en este lugar».

14 El Señor me respondió: Es falso eso que los profetas profetizan en mi Nombre; yo no los envié, no les di ninguna orden ni les hablé. Visiones engañosas, vana adivinación, fantasías de su imaginación: eso es lo que lo ellos profetizan para ustedes.

15 Por eso, acerca de los profetas que profetizan en mi Nombre sin que yo los haya enviado, y que andan diciendo: «No habrá espada ni hambre en este país»: Así habla el Señor: ¡Por la espada y el hambre serán aniquilados esos profetas!

16 Y aquellos a quienes ellos profetizan, serán arrojados por las calles de Jerusalén, a consecuencia del hambre y de la espada, sin que haya nadie para enterrarlos, ni a ellos, ni a sus mujeres, ni a sus hijos ni a sus hijas. Yo derramaré sobre ellos su propia maldad.

17 Tú les dirás esta palabra: Que mis ojos se deshagan en lágrimas, día y noche, sin cesar, porque la virgen hija de mi pueblo ha sufrido un gran quebranto, una llaga incurable.

18 Si salgo al campo abierto, veo las víctimas de la espada; si entro en la ciudad, veo los sufrimientos del hambre. Sí, hasta el profeta y el sacerdote recorren el país y no logran comprender.

19 ¿Has rechazado del todo a Judá? ¿Estás disgustado con Sión? ¿Por qué nos has herido sin remedio? Se esperaba la paz, ¡y no hay nada bueno...! el tiempo de la curación, ¡y sobrevino el espanto!

20 Reconocemos, Señor, nuestra maldad, la iniquidad de nuestros padres, porque hemos pecado contra ti.

21 A causa de tu Nombre, no desprecie, no envilezcas el trono de tu Gloria: ¡acuérdate, no rompas tu Alianza con nosotros!

22 Entre los ídolos de las naciones, ¿hay alguien que haga llover? ¿Es el cielo el que envía los chaparrones? ¿No eres tú, Señor, nuestro Dios? Nosotros esperamos en ti, porque eres tú el que has hecho todo esto.


*Palabra de Dios*, te alabamos Señor

miércoles, 27 de octubre de 2021

Y yo era como un manso cordero, llevado al matadero

 *Libro del Profeta Jeremías*



*Capítulo 11*


1 Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos:

2 Habla a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén,

3 y diles: Así habla el Señor, Dios de Israel: Maldito sea el hombre que no escucha las palabras de esta Alianza,

4 que yo prescribí a los padres de ustedes, el día en que los hice salir del país de Egipto, de ese horno para fundir el hierro. Yo les dije: Escuchen mi voz y obren conforme a todo lo que les prescribo; entonces ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios.

5 Así mantendré el juramento que hice a sus padres, de darles una tierra que mana leche y miel, como sucede en el día de hoy. Yo respondí: «Amén, Señor».

6 El Señor me dijo: Proclama todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: Escuchen las palabras de esta Alianza y pónganlas en práctica.

7 Porque yo dirigí una solemne advertencia a sus padres el día en que los hice salir del país de Egipto, y hasta el día de hoy les he advertido incansablemente, diciendo: «¡Escuchen mi voz!».

8 Pero ellos no han escuchado ni han inclinado sus oídos, sino que han seguido los impulsos de su corazón obstinado y perverso, Por eso hice venir sobre ellos todas las palabras de esta Alianza, que yo les había ordenado practicar y ellos no han practicado.

9 El Señor me dijo: Se han conjurado los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.

10 Han vuelto a las iniquidades de sus primeros padres, que rehusaron escuchar mis palabras: también ellos han ido detrás de otros dioses para servirlos. La casa de Israel y la casa de Judá han roto la Alianza que yo había hecho con sus padres.

11 Por eso, así habla el Señor: Yo haré venir sobre ellos una desgracia de la que no podrán librarse; gritarán hacia mí, pero yo no los escucharé.

12 Las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén irán a gritar a los dioses a los que quemaron incienso, pero ellos no podrán salvarlos en el tiempo de su desgracia.

13 Porque tan numerosos como tus ciudades son tus dioses, Judá. Tan numerosos como las calles de Jerusalén son los altares que ustedes han erigido a la Ignominia, los altares para quemar incienso a Baal.

14 En cuanto a ti, no ruegues por este pueblo, no eleves gritos ni plegarias en favor de ellos, porque yo no escucharé, cuando clamen hacia mí a causa de su desgracia.

15 ¿Qué viene a hacer mi amada en mi Casa? Su conducta no es más que doblez. ¿Acaso los votos y la carne consagrada alejarán de ti la desgracia? Entonces sí podrías alegrarte.

16 «Olivo frondoso de hermosa figura» es el nombre que te dio el Señor. Pero en medio de un gran estruendo, él prendió fuego a su follaje y arden sus ramas.

17 El Señor de los ejércitos, que te había plantado, anuncia una desgracia contra ti, a causa del mal que la casa de Israel y la casa de Judá han cometido para agraviarme, quemando incienso en honor de Baal.

18 El Señor de los ejércitos me lo ha hecho saber y yo lo sé. Entonces tú me has hecho ver sus acciones.

19 Y yo era como un manso cordero, llevado al matadero, sin saber que ellos urdían contra mí sus maquinaciones: «¡Destruyamos el árbol mientras tiene savia, arranquémoslo de la tierra de los vivientes, y que nadie se acuerde más de su nombre!».

20 Señor de los ejércitos, que juzgas con justicia, que sondeas las entrañas y los corazones, ¡que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he confiado mi causa!

21 Por eso, así habla el Señor contra los hombres de Anatot, que intentan quitarte la vida, diciendo: «¡No profetices en nombre del Señor, si no quieres morir en nuestras manos!».

22 Por eso, así habla el Señor de los ejércitos: Yo los voy a castigar: sus jóvenes morirán bajo la espada, sus hijos y sus hijas morirán de hambre.

23 No quedará ningún resto, porque haré venir una desgracia sobre la gente de Anatot, el año en que tengan que dar cuenta.


*Palabra de Dios*, te alabamos Señor

lunes, 11 de octubre de 2021

Los que lo cosechan lo comerán, y alabarán al Señor; los que lo vendimien lo beberán en mis atrios sagrados».

 *Libro del Profeta Isaías*


*Capítulo 62*


1 Por amor a Sión no me callaré, por amor a Jerusalén no descansaré, hasta que irrumpa su justicia como una luz radiante y su salvación, como una antorcha encendida.

2 Las naciones contemplarán tu justicia y todos los reyes verán tu gloria; y tú serás llamada con un nombre nuevo, puesto por la boca del Señor.

3 Serás una espléndida corona en la mano del Señor, una diadema real en las palmas de tu Dios.

4 No te dirán más «¡Abandonada!», sino que te llamarán «Mi deleite», y a tu tierra «Desposada». Porque el Señor pone en ti su deleite y tu tierra tendrá un esposo.

5 Como un joven se casa con una virgen, así te desposará el que te reconstruye; y como la esposa es la alegría de su esposo, así serás tú la alegría de tu Dios.

6 Sobre tus murallas, Jerusalén, yo he apostado centinelas: que nunca se queden callados, ni de día ni de noche. Ustedes, los que hacen que el Señor se acuerde, no se tomen descanso,

7 ni lo dejen descansar a él hasta que restablezca a Jerusalén y la convierta en motivo de alabanza sobre la tierra.

8 El Señor lo juró por su mano derecha y por su brazo poderoso: «Nunca más daré tu trigo como alimento a tus enemigos, ni los extranjeros beberán el vino nuevo por el que tú has trabajado.

9 Los que lo cosechan lo comerán, y alabarán al Señor; los que lo vendimien lo beberán en mis atrios sagrados».

10 ¡Pasen, pasen por las puertas, preparen el camino del pueblo, terraplenen el sendero, límpienlo de piedras, levanten un estandarte ante los pueblos!

11 Esto es lo que el Señor hace oír hasta el extremo de la tierra: «Digan a la hija de Sión: Ahí llega tu Salvador; el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede.

12 A ellos se los llamará «Pueblo santo». «Redimidos por el Señor»; y a ti te llamarán «Buscada», «Ciudad no abandonada».


*Palabra de Dios*, te alabamos Señor

domingo, 10 de octubre de 2021

Y ustedes serán llamados «Sacerdotes del Señor»

 *Libro del Profeta Isaías*



*Capítulo 61*


1 El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. El me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vender los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros,

2 a proclamar un año de gracia del Señor, un día de venganza para nuestro Dios; a consolar a todos los que están de duelo

3 a cambiar su ceniza por una corona, su ropa de luto por el óleo de la alegría, y su abatimiento por un canto de alabanza. Ellos serán llamados «Encinas de justicia». «Plantación del Señor, para su gloria».

4 Ellos reconstruirán las ruinas antiguas, restaurarán los escombros del pasado, renovarán las ciudades en ruinas, los escombros de muchas generaciones.

5 Se presentarán extranjeros para apacentar sus rebaños, hijos de forasteros serán sus labradores y viñadores.

6 Y ustedes serán llamados «Sacerdotes del Señor». se les dirá «Ministros de nuestro Dios». Se alimentarán con las riquezas de las naciones, se enorgullecerán con su magnificencia.

7 Ya que su ignominia fue el doble de la cuenta y recibieron como parte vergüenza e insultos, ellos poseerán el doble en su tierra y gozarán de una alegría eterna.

8 Porque yo, el Señor, amo el derecho y odio lo que se arrebata injustamente; les retribuiré con fidelidad y estableceré en favor de ellos una alianza eterna.

9 Su descendencia será conocida entre las naciones, y sus vástagos, en medio de los pueblos: todos los que los vean, reconocerán que son la estirpe bendecida por el Señor.

10 Yo desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque él me vistió con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia, como un esposo que se ajusta la diadema y como una esposa que se adorna con sus joyas.

11 Porque así como la tierra da sus brotes y un jardín hace germinar lo sembrado, así el Señor hará germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.


*Palabra de Dios*, te alabamos señor

sábado, 9 de octubre de 2021

Sabrás que yo, el Señor, soy tu Salvador y que tu redentor es el Fuerte de Jacob

 *Libro del Profeta Isaías*


*Capítulo 60*


1 ¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti!

2 Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad, a las naciones, pero sobre ti brillará el Señor y su gloria aparecerá sobre ti.

3 Las naciones caminarán a tu luz y los reyes, al esplendor de tu aurora.

4 Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos.

5 Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, porque se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán hasta ti.

6 Te cubrirá una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Todos ellos vendrán desde Sabá, trayendo oro e incienso, y pregonarán las alabanzas del Señor.

7 En ti se congregarán todos los rebaños de Quedar, los carneros de Nebaiot estarán a tu servicio: subirán como ofrenda aceptable sobre mi altar y yo glorificaré mi Casa gloriosa.

8 ¿Quiénes son esos que vuelan como una nube, como palomas a su palomar?

9 Son barcos que se reúnen para mí, con naves de Tarsis al frente, para traer a tus hijos de lejos, y con ellos su oro y su plata, por el nombre del Señor, tu Dios, y por el Santo de Israel, que así te glorifica.

10 Gente extranjera reconstruirá tus murallas y sus reyes te servirán, porque yo te castigué con mi irritación, pero en mi benevolencia tengo piedad de ti.

11 Tus puertas estarán siempre abiertas, no se cerrarán ni de día ni de noche, para que te traigan las riquezas de las naciones, bajo la guía de sus reyes.

12 Porque la nación y el reino que no te sirvan, perecerán, y las naciones serán exterminadas.

13 Hasta ti llegará la gloria del Líbano, con el ciprés, el olmo y el abeto. para glorificar el lugar de mi Santuario, para honrar el lugar donde se posan mis pies.

14 Los hijos de tus opresores irán a inclinarse ante ti, y todos los que te despreciaban se postrarán ante la planta de tus pies y te llamarán: «Ciudad del Señor». «Sión del Santo de Israel».

15 Antes estuviste abandonada, aborrecida y despoblada, pero yo haré de ti el orgullo de los siglos, la alegría de todas las generaciones.

16 Mamarás leche de las naciones, mamarás del pecho de los reyes, y sabrás que yo, el Señor, soy tu salvador, y que tu redentor es el Fuerte de Jacob.

17 Haré llegar oro en lugar de bronce y plata en lugar de hierro; bronce en lugar de madera y hierro en lugar de piedra. Por magistrados te daré la Paz y por gobernantes, La Justicia.

18 Ya no se oirá hablar de violencia en tu país ni de expoliación y desastre en tus fronteras; a tus murallas las llamarás «Salvación» y a tus puertas, «Alabanza».

19 El sol ya no será tu luz durante el día, ni la claridad de la luna te alumbrará de noche: el Señor será para ti una luz eterna y tu Dios será tu esplendor.

20 Tu sol no se pondrá nunca más y tu luna no desaparecerá, porque el Señor será para ti una luz eterna y se habrán cumplido los días de tu duelo.

21 En tu pueblo, todos serán justos y poseerán la tierra para siempre: serán un retoño de mis plantaciones, obra de mis manos, para manifestar mi gloria.

22 El más pequeño se convertirá en un millar, el menor, en una nación poderosa. Yo, el Señor, lo haré rápidamente, a su tiempo.


*Palabra de Dios*, te alabamos Señor

domingo, 3 de octubre de 2021

"Me compadecí de ti con amor eterno"

 Libro del Profeta Isaías



Capítulo 54


1 ¡Grita de alegría, estéril, tú que no has dado a luz; prorrumpe en gritos de alegría, aclama, tú que no has conocido los dolores del parto! Porque los hijos de la mujer desamparada, son más numerosos que los de la desposada, dice el Señor.

2 ¡Ensancha el espacio de tu carpa, despliega tus lonas sin mezquinar, alarga tus cuerdas, afirma tus estacas!

3 Porque te expandirás a derecha y a izquierda, tu descendencia poseerá naciones enteras y poblará ciudades desoladas.

4 No temas, porque no te avergonzarás: no te sonrojes, porque no serás confundida: olvidarás la ignominia de tu adolescencia y no te acordarás del oprobio de tu viudez.

5 Porque tu esposo es aquel que te hizo: su nombre es Señor de los ejércitos; tu redentor es el Santo de Israel: él se llama «Dios de toda la tierra».

6 Sí, como a una esposa abandonada y afligida te ha llamado el Señor: «¿Acaso se puede despreciar a la esposa de la juventud?». dice el Señor.

7 Por un breve instante te dejé abandonada, pero con gran ternura te uniré conmigo;

8 en un arrebato de indignación, te oculté mi rostro por un instante, pero me compadecí de ti con amor eterno, dice tu redentor, el Señor.

9 Me sucederá como en los días de Noé, cuando juré que las aguas de Noé no inundarían de nuevo la tierra: así he jurado no irritarme más contra ti ni amenazarte nunca más.

10 Aunque se aparten las montañas y vacilen las colinas, mi amor no se apartará de ti, mi alianza de paz no vacilará, dice el Señor, que se compadeció de ti.

11 ¡Oprimida, atormentada, sin consuelo! ¡Mira! Por piedras, te pondré turquesas y por cimientos, zafiros;

12 haré tus almenas de rubíes, tus puertas de cristal y todo tu contorno de piedras preciosas.

13 Todos tus hijos serán discípulos del Señor, y será grande la paz de tus hijos.

14 Estarás afianzada en la justicia, lejos de la opresión, porque nada temerás, lejos del temor, porque no te alcanzará.

15 Si alguien te ataca, no será de parte mía, el que te ataque, caerá a causa de ti.

16 Yo he creado al herrero que sopla las brasas y extrae una herramienta para su obra; yo he creado también al destructor para arrasar.

17 Ninguna herramienta forjada contra ti resultará eficaz, y tú desmentirás a toda lengua que se alce para juzgarte. Esta es la herencia de los servidores del Señor, ésta es la victoria que yo les aseguro –oráculo del Señor–.


Palabra de Dios, te alabamos Señor

sábado, 2 de octubre de 2021

Traspasado por nuestras rebeldías

 *Libro del Profeta Isaías*


*Capítulo 53*


1 ¿Quién creyó lo que nosotros hemos oído y a quién se le reveló el brazo del Señor?

2 El creció como un retoño en su presencia, como una raíz que brota de una tierra árida, sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos.

3 Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada.

4 Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencia, y nosotros lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado.

5 El fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados.

6 Todos andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, y el Señor hizo recaer sobre él las iniquidades de todos nosotros.

7 Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca.

8 Fue detenido y juzgado injustamente, y ¿quién se preocupó de su suerte? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes y golpeado por las rebeldías de mi pueblo.

9 Se le dio un sepulcro con los malhechores y una tumba con los impíos, aunque no había cometido violencia ni había engaño en su boca.

10 El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él.

11 A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos.

12 Por eso le daré una parte entre los grandes y él repartirá el botín junto con los poderosos. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los culpables, siendo así que llevaba el pecado de muchos e intercedía en favor de los culpables.


*Palabra de Dios*, te alabamos Señor

viernes, 1 de octubre de 2021

Será exaltado y elevado


*Libro del Profeta Isaías*



*Capítulo 52*


1 ¡Despierta, despierta, revístete de tu fuerza, Sión! ¡Vístete con tus vestidos más bellos, Jerusalén, Ciudad santa! Porque ya no entrarán más en ti el incircunciso ni el impuro.

2 ¡Sacúdete el polvo, levántate, Jerusalén cautiva! ¡Desata las ataduras de tu cuello, hija de Sión cautiva!

3 Porque así habla el Señor: Ustedes fueron vendidos por nada, y también sin dinero serán redimidos.

4 Porque así habla el Señor: Mi Pueblo bajó primero a Egipto, para residir allí como extranjero, y luego Asiria lo oprimió sin razón.

5 Y ahora, ¿qué tengo que hacer yo aquí –oráculo del Señor–, ya que mi Pueblo ha sido deportado por nada? Sus dominadores lanzan alaridos –oráculo del Señor– y todo el día, sin cesar, es despreciado mi Nombre.

6 Por eso mi Pueblo conocerá mi Nombre en ese día, porque yo soy aquel que dice: «¡Aquí estoy!».

7 ¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación, y dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».

8 ¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz, gritan todos juntos de alegría, porque ellos ven con sus propios ojos el regreso del Señor a Sión,

9 ¡Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor consuela a su Pueblo, él redime a Jerusalén!

10 El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, verán la salvación de nuestro Dios.

11 ¡Retírense, retírense, salgan de aquí, no toquen nada impuro! ¡Salgan de en medio de ella, purifíquense, los que llevan los vasos del Señor!

12 Porque no saldrán apresuradamente ni partirán como fugitivos, ya que al frente de ustedes irá el Señor, y en la retaguardia, el Dios de Israel.

13 Sí, mi Servidor triunfará: será exaltado y elevado a una altura muy grande.

14 así como muchos quedaron horrorizados a causa de él, porque estaba tan desfigurado que su aspecto no era el de un hombre y su apariencia no era más la de un ser humano,

15 así también él asombrará a muchas naciones, y ante él los reyes cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán algo que nunca habían oído.


*Palabra de Dios*, te alabamos Señor