jueves, 31 de marzo de 2022

Malaquías describe la llegada del Señor, preparada por un misterioso mensajero (3. 1), a quien el Evangelio indentifica con Juan el Bautista

 El último Libro de los Profetas, Malaquías, son sólo 3 capítulos.

Introducción


Los oráculos que cierran la colección de los escritos proféticos son la obra de un profeta cuyo verdadero nombre nos es desconocido. El nombre MALAQUÍAS –que en hebreo significa “mi mensajero”– fue tomado seguramente de 3. 1 y puesto como título en el encabezamiento del Libro. Aunque estos oráculos no traen ninguna indicación cronológica, la actividad de Malaquías suele situarse poco antes del 445 a. C., fecha en que Nehemías llegó a Jerusalén para llevar a cabo la reforma política y religiosa de la comunidad judía. Este escrito proporciona datos muy valiosos sobre las condiciones de vida del Judaísmo a mediados del siglo V a. C., corroborando y completando la información que nos dan los libros de Esdras y Nehemías.


Cuando Malaquías desarrolló su actividad profética, el Templo ya estaba reconstruido, pero el culto divino y la conducta de los sacerdotes dejaba mucho que desear (2. 1-9). A estos abusos en la práctica del culto se sumaban otros de carácter moral y social. Los ricos oprimían a los pobres (3. 5; Neh. 5. 1-5), muchos repudiaban a la esposa de su juventud para casarse con mujeres extranjeras (2. 14) y otros consideraban que era inútil servir al Señor, ya que a los malos les va mejor que a los buenos (2. 17; 3. 13-14). Todos estos pecados son condenados por Malaquías. Frente a la indiferencia y al escepticismo generalizados, él reafirma decididamente el amor de Dios hacia su Pueblo (1. 2-5). Con la misma energía condena los abusos cometidos en el Templo (1. 13-14), reprueba los matrimonios con mujeres paganas (2. 11) y exhorta a la fidelidad matrimonial (2. 15-16), que encuentra su prototipo en la fidelidad del Señor hacia Israel.


Por último, el profeta anuncia el “Día del Señor”, que purificará a los sacerdotes, destruirá toda injusticia y dará el triunfo a los justos. Esta restauración del orden moral (3. 5) y del orden cultual (3. 4) culminará en el sacrificio perfecto ofrecido al Señor por todas las naciones (1. 11), que preludia el sacrificio incruento de la Nueva Alianza. En el más célebre de sus oráculos proféticos, Malaquías describe la llegada del Señor, preparada por un misterioso mensajero (3. 1), a quien el Evangelio indentifica con Juan el Bautista, el Precursor de Jesús (Mt. 11. 10).


1


1 Oráculo. Palabra del Señor a Israel por medio de Malaquías.


2 ¡Yo los he amado!, dice el Señor, y ustedes dicen: «¿En qué nos has amado?». ¿Esaú no era el hermano de Jacob? –oráculo del Señor–. Sin embargo, yo amé a Jacob


3 y aborrecí a Esaú. Yo hice de sus montañas una desolación y di su herencia a los chacales del desierto.


4 Si Edom dice: «¡Hemos sido destruidos, pero reconstruiremos nuestras ruinas!», así habla el Señor de los ejércitos: Ellos edificarán, y yo demoleré, se los llamará «Territorio de maldad» y «Pueblo contra quien el Señor está enojado para siempre».


5 Ustedes lo verán con sus ojos y dirán: «¡Grande es el Señor, aún más allá del territorio de Israel!».


6 El hijo honra a su padre y el servidor teme a su señor. Pero si yo soy Padre, ¿dónde está mi honor? si soy Señor, ¿dónde está mi temor?, les dice el Señor de los ejércitos, a ustedes, sacerdotes, que desprecian mi Nombre. Y ustedes dicen: «¿En qué hemos despreciado tu Nombre?».


7 Presentando sobre mi altar un alimento manchado, Y ustedes dicen: «¿En qué te hemos manchado?». Diciendo: «La mesa del Señor es despreciable».


8 Cuando ustedes presentan un animal ciego para el sacrificio, ¿no están obrando mal? Y cuando presentan un animal rengo o enfermo, ¿no están obrando mal? Ofrécelos a tu gobernador, a ver si te recibe bien y se muestra favorable, dice el Señor de los Ejércitos.


9 Y ahora, aplaquen el rostro de Dios, para que él tenga piedad de nosotros. Todo esto viene de las manos de ustedes, ¿acaso él se les mostrará favorable?, dice el Señor de los ejércitos.


10 ¿No habrá alguien entre ustedes que cierre las puertas, para que no enciendan en vano el fuego de mi altar? Yo no me complazco en ustedes, dice el Señor de los ejércitos, y no acepto las ofrendas de sus manos.


11 Pero desde la salida del sol hasta su ocaso, mi Nombre es grande entre las naciones y en todo lugar se presenta a mi Nombre un sacrificio de incienso y una ofrenda pura; porque mi Nombre es grande entre las naciones, dice el Señor de los ejércitos.


12 Pero ustedes lo profanan cuando dicen: «La mesa del Señor está manchada, y su alimento es despreciable».


13 Ustedes dicen: «¡Qué fastidio!» y me provocan dice el Señor de los ejércitos. Cuando traen un animal robado, rengo o enfermo, cuando traen esas ofrendas, ¿puedo yo aceptarlas de sus manos?, dice el Señor.


14 ¡Maldito sea el tramposo que tiene un animal macho en su rebaño, lo ofrece en voto y después sacrifica al Señor uno mutilado! Porque yo soy un gran Rey, dice el Señor de los ejércitos, y mi Nombre es temible entre las naciones.


3

1 Yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino delante de mí. Y en seguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan; y el Ángel de la alianza que ustedes desean ya viene, dice el Señor de los ejércitos.


2 ¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién permanecerá de pie cuando aparezca? Porque él es como el fuego del fundidor y como la lejía de los lavanderos.


3 El se sentará para fundir y purificar: purificará a los hijos de Leví y los depurará como al oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda conforme a la justicia.


4 La ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor, como en los tiempos pasados, como en los primeros años.


5 Yo me acercaré a ustedes para el juicio y atestiguaré decididamente contra los adivinos, los adúlteros y los perjuros, contra los que oprimen al asalariado, a la viuda y al huérfano, contra los que violan el derecho del extranjero, y no temen, dice el Señor de los ejércitos.


6 Porque yo, el Señor, no he cambiado, ¡pero ustedes no dejan de ser hijos de Jacob!


7 Desde la época de sus padres, ustedes se apartan de mis preceptos y nos observan. ¡Vuelvan a mí y yo me volveré a ustedes!, dice el Señor de los ejércitos. Ustedes dicen: «¿Cómo volveremos?».


8 ¿Puede un hombre defraudar a Dios? ¡Sin embargo, ustedes me defraudan a mí! Ustedes dicen: «¿En qué te hemos defraudado?». En el diezmo y en los tributos.


9 Sobre ustedes pesa una maldición, porque ustedes, la nación entera, me defraudan.


10 Lleven el diezmo íntegro a la casa del Tesoro, para que haya alimento en mi Casa. Sométanme a esta prueba, dice el Señor de los ejércitos, y verán si no les abro las compuertas del cielo y derramo para ustedes la bendición en abundancia.


11 Yo les espantaré la langosta, para que no destruya los frutos de la tierra y la viña no les quede estéril en el campo, dice el Señor de los ejércitos.


12 Todas las naciones los proclamarán felices, porque ustedes serán una tierra de delicias, dice el Señor de los ejércitos.


13 Ustedes hablan duramente contra mí, dice el Señor,


14 y todavía preguntan: «¿Qué hemos dicho contra ti?». Ustedes dicen: «Es inútil servir a Dios, ¿y qué ganamos con observar sus mandamientos o con andar enlutados delante del Señor de los ejércitos?


15 Por eso llamamos felices a los arrogantes: ¡prosperan los que hacen el mal; desafían a Dios, y no les pasa nada!».


16 Entonces se hablaron unos a otros los que temen al Señor. El Señor prestó atención y escuchó: ante él se escribió un memorial, en favor de los que temen al Señor y respetan su Nombre.


17 Ellos serán mi propiedad exclusiva, dice el Señor de los ejércitos, en el Día que yo preparo. Yo tendré compasión de ellos, como un hombre tiene compasión de su hijo que lo sirve.


18 Ustedes volverán a ver la diferencia entre el justo y el impío, entre el que sirve a Dios y el que no lo sirve.


19 Porque llega el Día, abrasador como un horno. Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama.


20 Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos, y saldrán brincando como terneros bien alimentados.


21 Ustedes pisotearán a los impíos, que serán ceniza bajo la planta de sus pies, en el Día que yo preparo, dice el Señor de los ejércitos.


22 Acuérdense de la Ley de Moisés, mi servidor, a quien yo prescribí, en el Horeb, preceptos y leyes para todo Israel.


23 Yo les voy a enviar a Elías, el profeta, antes que llegue el Día del Señor, grande y terrible.


24 El hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total.


*Palabra de Dios*, te alabamos señor

sábado, 12 de marzo de 2022

Promesas de salvación

 *Libro del Profeta Sofonías*


Contra Jerusalén y sus jefes

Del libro de Sofonías



3

1 ¡Ay de la rebelde, de la impura, de la ciudad opresora!


2 Ella no escuchó el llamado, no aprendió la lección, no puso su confianza en el Señor ni se acercó a su Dios.


3 Sus jefes, en medio de ella, son leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos, que no dejan nada para roer a la mañana;


4 sus profetas son fanfarrones, hombres traicioneros; sus sacerdotes han profanado las cosas santas y han violado la Ley.


5 El Señor es justo en medio de ella, no comete injusticias; él dicta su sentencia cada mañana, nunca falta al despuntar el día. Pero el injusto no conoce la vergüenza.


La lección de las naciones


6 Yo he arrasado naciones, sus almenas fueron destruidas; dejé desiertas sus calles, nadie las transita; sus ciudades fueron saqueadas, ¡no queda ni un hombre, ni un solo habitante!


7 Yo pensaba: “Al menos tú me temerás, tú aprenderás la lección; no podrá apartarse de sus ojos todo aquello con que yo la he castigado”. ¡Pero ellos no se cansaron de pervertir todas sus acciones!


8 Por eso, espérenme –oráculo del Señor– esperen el día en que yo me levantaré como testigo; porque yo he decidido reunir a las naciones y congregar a los reinos, para derramar sobre ellos mi indignación y todo el ardor de mi ira. Porque por el fuego de mis celos será devorada toda la tierra.


PROMESAS DE SALVACIÓN


Después de algunos oráculos que figuran entre los más sombríos del Antiguo Testamento, el libro de Sofonías termina con un mensaje de esperanza. Nada puede anular el designio de Dios sobre su Pueblo. Por eso, al anuncio del castigo sucede una perspectiva de salvación. Habrá un “Resto” fiel, “un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el nombre del Señor” (3. 12). Ese Nombre será glorificado entre los paganos y Jerusalén se llenará de alegría.


La conversión de los pueblos


9 Entonces, yo haré que sean puros los labios de los pueblos, para que todos invoquen el nombre el Señor y lo sirvan con el mismo empeño.


10 Desde más allá de los ríos de Cus, mis adoradores, los que están dispersos, me traerán ofrendas.


El humilde Resto de Israel


11 Aquel día, ya no tendrás que avergonzarte de las malas acciones con las que me has ofendido, porque yo apartaré a esos jactanciosos prepotentes que están en medio de ti, y ya no volverás a engreírte sobre mi santa Montaña.


12 Yo dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el nombre del Señor.


13 El resto de Israel no cometerá injusticias ni hablará falsamente; y no se encontrarán en su boca palabras engañosas. Ellos pacerán y descansarán sin que nadie los perturbe.


La restauración de Jerusalén


14 ¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén!


15 El Señor ha retirado las sentencias que pesaban sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti: ya no temerás ningún mal.


16 Aquel día, se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos!


17 ¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! Él exulta de alegría a causa de ti, te renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría,


18 como en los días de fiesta.


El retorno de los dispersos


18 Yo aparté de ti la desgracia, para que no cargues más con el oprobio.


19 En aquel tiempo, yo exterminaré a todos tus opresores, salvaré a las ovejas tullidas, reuniré a las descarriadas, y les daré fama y renombre en todos los países donde tuvieron que avergonzarse.


20 En aquel tiempo, yo los haré volver, en aquel tiempo, los reuniré. Sí, les daré fama y renombre entre todos los pueblos de la tierra, cuando cambie la suerte de ustedes ante sus propios ojos, dice el Señor.


*Palabra de Dios*, te alabamos señor


*FIN DEL LIBRO DEL PROFETA SOFONÍAS*

jueves, 3 de marzo de 2022

"El Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre"

 *Libro del Profeta Miqueas*



La restauración de la dinastía davídica


5


1 Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial.


2 Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas.


3 Él se mantendrá de pie y los apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque él será grande hasta los confines de la tierra.


4 ¡Y él mismo será la paz! Si Asiria invade nuestro país y pisa nuestros palacios, le opondremos siete pastores y ocho príncipes del pueblo:


5 Ellos apacentarán a Asiria con la espada y al país de Nemrod con el acero. Y él nos librará de Asiria, si llega a invadir nuestro país y pisa nuestra frontera.


La misión del Resto de Israel


6 Entonces, el resto de Jacob será, en medio de pueblos numerosos, como rocío que baja del Señor, como chaparrón sobre la hierba, que no espera en el hombre ni aguarda nada de los seres humanos.


7 Entonces, el resto de Jacob será entre las naciones, en medio de pueblos numerosos, como un león entre los animales de la selva, como un cachorro de león entre los rebaños: cuando él pasa, pisotea y destroza, sin que nadie pueda librar.


Abolición de las guerras y de la idolatría


8 Que tu mano se alce contra tus adversarios y sean extirpados todos tus enemigos. Aquel día –oráculo del Señor–


9 yo extirparé tus caballos de en medio de ti y haré desaparecer tus carros de guerra;


10 extirparé las ciudadelas de tu país y derribaré todas tus fortalezas;


11 extirparé de tus manos los sortilegios y no tendrás más adivinos;


12 extirparé de en medio de ti tus ídolos y tus piedras conmemorativas, y ya no volverás a postrarte ante la obra de tus manos;


13 arrancaré de en medio de ti tus postes sagrados y derribaré tus ídolos.


14 ¡Y me vengaré con ira y furor de las naciones que no hayan obedecido!


*Palabra de Dios*, te alabamos señor

martes, 1 de marzo de 2022

Miqueas

 Del libro del profeta Miqueas 

*Libro del Profeta Miqueas*



PROMESAS DEL SEÑOR A SIÓN


En los capítulos siguientes no es fácil distinguir entre lo que pertenece a Miqueas y lo que proviene de la época del exilio. De todas maneras, estos textos levantan el ánimo después de las amenazas lanzadas contra Jerusalén. Sión será restaurada y la Ciudad santa llegará a ser el centro religioso y político del mundo. Así renacerá la gloria de David, por obra de un nuevo jefe, que como aquel será originario de un modesto clan de Judá. Al referirse a ese nuevo David, el profeta alude al célebre oráculo del Emanuel (Is. 7. 14).


El reinado futuro del Señor en Sión


4


1 Sucederá al fin de los tiempos qu e la montaña de la Casa del Señor será afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las colinas. Los pueblos afluirán hacia ella


2 y acudirán naciones numerosas, que dirán: “¡Vengan, subamos a la Montaña del Señor y a la Casa del Dios de Jacob! Él nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas”. Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén, la palabra del Señor.


3 Él será juez entre pueblos numerosos y árbitro de naciones poderosas, hasta las más lejanas. Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra.


4 Cada uno se sentará bajo su parra y bajo su higuera, sin que nadie lo perturbe, porque ha hablado la boca del Señor de los ejércitos.


5 Todos los pueblos caminan cada uno en el nombre de su dios; pero nosotros caminamos en el nombre del Señor, nuestro Dios, por siempre jamás.


El retorno a Sión del Rebaño disperso


6 Aquel día –oráculo del Señor– yo reuniré a las ovejas tullidas, congregaré a las descarriadas y a la que yo había maltratado.


7 De las tullidas, haré un resto, y de las alejadas, una nación poderosa. Y el Señor reinará sobre ellas en la montaña de Sión, desde ahora y para siempre.


8 Y tú, Torre del Rebaño, Altura de la hija de Sión, a ti llegará otra vez la antigua soberanía, la realeza de la hija de Jerusalén.